martes, 24 de mayo de 2011

"GAYRODEO"



Ya había agotado los ciento cincuenta caracteres del encabezado de mi perfil y aun me faltaban nudos por soltar. Que si no colocados, que si foto de cara, que si no orgías, que si aborrezco el chat... Aun así seguían visitándome aquellos que (sin fotos) exigían las mías más brutales, aquellos enfadados por no co-responderle, aquellos que insultaban desde el anonimato. Vivir para contar. La arena de la plaza se hacía conocida pues entre los atados, los amigos de amigos e históricas decepciones quedaban pocas opciones para la ilusión. Hasta que encuentras uno, un perfil conocido de un chico conocido que -cosas de la vida- nunca hubo feel back. Y esa tarde las bestias, que están de enhorabuena, se lanzan a la arena en un duelo virtual. Has quedado en dos horas con noibarcelona y aun no te lo crees. Lavativa y pa' allá (…) El polvo es un milagro de química encendida y tras el revolcón, aun con las camperas, te llenas de sorpresa: él te quiere abrazar. Y abrazados la vida parece se detiene, y hablas del gayrodeo, del tiempo, esta ciudad. El marcha de tu casa con sonrisa incluida y tu cierras la puerta masticando la paz. Luego pasan las horas, abres el gayrodeo. Hay un mensaje suyo: “Me ha encantado encontrarte”. Sonriendo disparas: “yo me dejo anudar”. Y ya no tienes ojos para otros perfiles, y embobado cabalgas sus fotos una vez más, y reviviendo lelo el polvo de la tarde tus deseos con pólvora son como un ojalá. Jugar en los adultos no entiende de paciencia. Con el ojo en la presa estudias el terreno, pues has lanzado un lazo y no quieres fallar.

Con un poco de suerte sale bien la “corrida” pero generalmente ni llegas a quedar. Van pasando las horas, localidades vendidas, y la plaza echa el cierre a par con tu humedad.


JAVIER BRAVO.
Barcelona, 2 de abril de 2011

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