domingo, 27 de septiembre de 2009

"EL VIGÍA"


para Jalif


Custodio era el portero de nuestras fantasías,
custodiaba las puertas de aquel sex club “Deseo”.
Prohibía la entrada a mentes reprimidas,
a nefastos Cupidos, a niños sin su vello.
De su bar hizo un mundo, erótico hemisferio.
Con chupitos de humor y posters de sus rifas
convirtió su atalaya en el mejor local.
Tatuajes y caricias eran su piel en celo,
sonrisas en sus fauces, pose de encontronazo,
cara de nunca amigos. Siempre contó con ellos.

Vigilaba que el reino que había construido
fuera una buena entrada a toda libertad,
que el hierro de un buen miembro robusto y vigoroso
no fuera prisionero en braguetas y slips,
que fuera tentador todo pezón al aire,
que una lluvia caliente y dorada fuera el premio
y premiado sería también el surtidor.
Era el mejor portero de una peña entregada
que fantaseábamos, ebrios, en nuestras utopías
que en su risa con morbo se hacían realidad.

Con los brazos en jarra, rabaco infatigable,
las piernas siempre abiertas y de frente a su harén,
Custodio custodiaba que no escapara virgen
los pasadizos anchos por donde va el placer.
Clientes entregados, alguno hasta huidizo
más yo puedo decir, que he estado en su local,
que bien ganado tiene que el aforo completo
sea la mejor marca de su querer jugar.
Que su chaps y sus dildos no son incompatibles
con vivir el deseo, eyacular sonrisas
y cual panadería, saborear un buen pan.

Custodio es el mejor conserje de su puerta,
cañero hasta la médula, bienvenido el sudor.
Con vicio convivía entre el amor y el juego,
siempre jugando limpio, siempre dejando entrar.
La tarjeta vip era un beso en los labios
un minuto con él y juntos salivar,
un insulto entre risas, sus palabras corridas,
un cachete bien dado, guarreo a flor de piel.
Cuando estoy en su bar me siento acalorado.
Y sé que a pocos metros él custodia mi bien.


JAVIER BRAVO
Barcelona, 24 de septiembre de 2009

photo by Jalif

"BANDIDO"



“Tus ojos, bandido, robaron con cuento
la sangre y la vida de mi corazón...”
Azúcar Moreno.



Con mi buena intención te abrí mis intenciones,
la puerta de mi casa
y hasta mi subidón.
Te llevé a mi morada,
nos pusimos morados,
mucho sexo salvaje con tema, con color.

Nuestros poros tapados por un velo de “quieros”,
fluidos corporales sin dejar de fluir.
Me apretujé en tu pecho,
confidencias mojadas.
Nunca estuve más húmedo que aquella madrugada
y nunca más ingenuo que cuando te creí.

Al despertar, dormido, sin tu cuerpo en mi cama
se oscurece mi día,
me pellizco la vida,
me empalmo en tu recuerdo
y no te vi partir.
Más partiste, cobarde, no igual como llegaste
con la frente bien alta, las manos bien vacías,
avivando mi fuego con tu sinceridad.
Insinceras tus manos que se han ido, arropando,
mi cartera sin euros, mi cámara, mi Mac.
Una lágrima seca me abofeteó la cara
y te odié hasta la muerte
y yo me odié detrás.

Estúpido, inocente, timado, atracado,
saqueado, melancólico, aprendiendo a ganar.
He cancelado cuentas entre las que te encuentras,
entreabro mi puerta,
no me duele tu esquela,
y a los desconocidos les como en mi portal.


JAVIER BRAVO
Barcelona, 26 de septiembre de 2009

sábado, 19 de septiembre de 2009

"YO, TÚ, ÉL, NOSOTROS" (trabalenguas)



Nosotros,
tres atigrados tigres, sin trajes, sin tragedias
tramamos una trama por donde transitar
trasnochando los unos en torsos de los otros,
tutelando caricias,
tropezando en la risa
y tejiendo un tumulto nada trascendental.
Era el tributo en tribu de estos cuerpos trigueños,
turistas con visita, con vistas tremebundas,
trincados y trillados dispuestos a tratar
en un trío tramado y poco atormentado
por este titan tierno travestido en truhán.

Nosotros
que no éramos los otros:
los orfos que en lo oscuro olfateaban lo osco,
los que objetos sin miedo se llamaban sin más,
operando ocasiones,
ocasionando ocasos,
siempre obstaculizando
y sin disimular.

Nosotros
caímos en las redes del que no se conforma,
en la recta no recta del querer comprobar
si se mantiene firme un triángulo escaleno
con tres trazos tangibles tintados con afán.
Jugamos a probar sabiendo que no afecta
el dulzor de otro néctar,
la curva de una recta,
la punta de una flecha,
fletar un invitado para desayunar.

Porque somos nosotros
aun sin ser los otros
los que hemos optado en poner nuestros ojos
ante una ondulante y obvia nueva oportunidad.
Ocre, mi cuerpo ocioso, es onda en este océano.
Vuestros cuerpos, opiosos emiten una ola
y, omnipresente yo, os debo rescatar.

Nosotros
tres atigrados tigres sin trajes, sin tragedias
tramitando un teorema en este trabalenguas
con tacto, contratado, sin traumas, con final.
Y tres no es multitud para tres tersos tigres.
Es sólo algarabía.
Jaleo con medida.
Reírle al día a día.
Es un número más.


JAVIER BRAVO
Barcelona, 5 de septiembre de 20009

"KIDS" (poema erótico-guerrero)


para Kid Chocolate y Kid Barraca.



Yo:
chocolate en la piel y canela en la nuca,
atlética armadura bordada a proporción
me fundo y me derrito cuando él se me acerca
y con mirada pícara,
vellos como soldados
se desata un combate, simpático ajedrez.
Madelmán de plomo buscando un jaque mate.
Se asesinan mis miedos y le dejo vencer.
En su cuerpo me fundo con fusiles,
granadas
haciendo de mi paz la guerra prometida
para que con sus labios me ganen la batalla.
Dispararle palabras que inventé para él.
Ya excitado, en segundos, si no me pide tregua
en un par de minutos se enredan nuestras lenguas,
se me seca la boca,
sus besos: una red.
Yo juego mi estrategia para tirar sus armas
y vuelvo a ser pequeño, a desear juguetes,
a desarmar un tetrix para armarlo después.
Juego a los escondidos,
otra vez a los médicos
con el armario abierto donde me ha hallado él.


Él:
barraca valenciana
Cómplice afrodisíaco de un secuestro de paz,
armas que se desarman,
pasión a mano armada,
soldadito de horchata,
pólvora a flor de piel.
Cuando él se me acelera aparecen sirenas:
las de escamas y branquias mojando fantasías,
las que alteran el orden y ensordecen mi ruido.
Su sangre dulce y ácida, naranja de la huerta,
se le tiñe de ámbar
y corre por sus piernas
hasta llegar a la vena que conecta a su miembro
y a otros gordos motivos para morir por él.
Un par de azotes certeros completan la verbena.
Sus barrios marginales son el chalé adecuado
para soñar, en siesta, que me habite mi cuerpo
con divanes de Ikea,
biombos con su silueta,
una buena cocina para catar su piel.
Divagando se acerca con maneras de divo
que divino divide mi espacio en dos parcelas
y patio de recreo donde él quiere correr.
Es mi pequeño príncipe, mi bribón consentido,
el aire destilado que en mi pulmón se cuela,
motivo de una guerra que no puedo perder.



Nosotros
somos un equipo,
antojados chiquillos,
niñatos treintañeros
liantes y liados
con un par de ciclones para cualquier tormenta.
Ante tanto erotismo el porno nos acoge,
se convierte en trinchera
y daremos que hablar,
con ruido,
con certeza,
apuntando a la vida
(que es un gemido eterno)
con ráfagas de paz.




JAVIER BRAVO
barcelona, 15 de agosto de 2009